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sábado, 8 de diciembre de 2012

JOSÉ ALFREDO JIMÉNEZ: "ELLA", UNA VERSIÓN DIFERENTE


Escribe: Rogger Alzamora Quijano

José Alfredo Jiménez fue, es y será México” . Nunca ha sido menos cierta la frase que Facundo Cabral (1937-2011). Es verdad que hay otros nombres que son también México, como Agustín Lara, Pedro Vargas, Pedro Infante, María Félix, Chavela Vargas, Luis Miguel y varios etcéteras, hablando únicamente de música popular.

Las canciones de José Alfredo (1926-1973), son básicamente rancheras. La gran mayoría de vibrante música y extraordinaria lírica. “Amanecí en tus brazos”, “El rey”, “Pa’ todo el año”, “Yo soy aquél”, son algunas de las más de trescientas canciones que inmortalizó. Hay un tema que particularmente me gusta, más que todas las del gran José Alfredo: Ella. La letra, llena de poesía sencilla, me conmueve de modo único en la voz de Facundo Cabral -el trovador argentino-, cuya forma de interpretar se dirige directamente a lo más profundo de la sensibilidad. Estoy seguro que –como yo- quienes la escuchan inevitablemente piensan en alguien, en algún tramo feliz e imperecedero de sus vidas, y no pueden escapar de los recuerdos hasta mucho después de haber escuchado el último acorde de la canción.

Me cansé de rogarle. Con el llanto en mis ojos alcé mi copa y brindé por ella,
No podía despreciarme, era el último brindis de un bohemio por una reina.

Grabado en dos discos: "Este es un nuevo día" y "Reflexiones", Ella suena -en la voz inconfundible y serena de Facundo Cabral- más universal, exenta de artificios y sin la parafernalia musical que ofrecen los mariachis (sin que eso signifique minimizar o desdeñar su importancia en la música mexicana). Facundo y su guitarra le dan otro valor a Ella: el de unas letras profundas, el de una notable canción.
Aún con la temática del dolor y el alcohol, es decir, la superficialidad, que caracterizan a muchas de las canciones de José Alfredo, la versión de Facundo la rescata y la instala en otro más profundo y significativo: el de la poesía. Creo que José Alfredo se siente más que contento con esta interpretación del gran Facundo.

(...) de mi mano sin fuerza cayó mi copa, sin darme cuenta.
Ella quiso quedarse cuando vio mi tristeza,
pero ya estaba escrito que aquella noche perdiera su amor.


Aquí el precioso tema:





sábado, 22 de septiembre de 2012

LEONARD COHEN

Escribe: Rogger Alzamora Quijano

Pensé escribir este post sobre dos personajes de la música. Uno de ellos: Leonard Cohen (Montreal, 1934). Después de revisar mis apuntes y escuchar su música por algunos días, me he convencido de hacer esta nota únicamente sobre él. Cohen tiene historias que contar -algunas propias, otras ajenas- pero que siempre terminan calando profundamente en el alma. Ha ido engrosando su entonada voz, quizá en la búsqueda de una mayor profundidad, como la que parece haber alcanzado limpiamente en su madura edad. Su álbum Old Ideas es la muestra más cercana, pero no la única. Cohen trata de ironizar en el momento en que más siente dolor y ausencia. Sus melodías transitan la nostalgia cabalgando sobre su voz áspera y dolida, que transmite una necesidad de conformarse con sus historias. Sus letras son poemas básicamente crudos que van a parar muchas veces al destino más profundo del alma. Íntimas confesiones que en su voz alcanzan el tono preciso. De hecho, sus letras provienen de su sempiterna devoción por la literatura y García Lorca, pues antes de cantante y compositor, Cohen fue poeta y literato. Domina la narración en tercera persona tan magistralmente como una especie de ironía nostálgica que lacera y conmueve. Hay miles de imágenes desgarradoras en la penumbrosa música de Cohen. Lastima, hiere, duele sentirlo desarraigado, desposeído o inerme, aunque siempre parado firmemente en la conciencia, en la realidad, en lo tangible. La voz de Cohen se hace más grave y su música se desliza por el virtuosismo y la complejidad, sobre violín, trompeta, guitarra o mandolina, pero además llena el espíritu con las fabulosas voces de sus coristas, damas ellas, que envuelven con sus mágicas y dulces voces.

Puede oírse a Leonard Cohen reprochar al mejor amigo haber seducido a su mujer y, sin embargo, hablarle con ningún rencor y sí con despiadada ironía: And what can I tell you my brother, my killer / What can I possibly say? / I guess that I miss you, I guess I forgive you. / I'm glad you stood in my way. / If you ever come by here, for Jane or for me / Your enemy is sleeping, and his woman is free. (Famous blue raincoat)
Va de una historia a otra con igual maestría. En A Partisan, ejecutada magníficamente en inglés y francés, narra la historia de un hombre que va por la venganza hacia los nazis. También aquí como en otras, Cohen prescinde de los instrumentos, en favor de sus coros femeninos, precisos… y preciosos: Oh, the wind, the wind is blowing, / through the graves the wind is blowing, / freedom soon will come; / then well come from the shadows.
En Amen, la trompeta suena celestial en una melodía lenta y casi dolorosa. Más tarde se incorpora el punteo cadencioso de la guitarra acústica que está a la altura. Y por supuesto, la voz exacta y afinada de Cohen, quien desglosa su plegaria: Tell me again when i'm clean and i'm sober. / Tell me again when i've seen through the horror. / Tell me again, tell me over and over. / Tell me again that you need me then / amen, amen, amen... amen.
Descubrir en la ironía y desparpajo de Chelsea Hotel la nostalgia soterrada pero sincera de la irremediable huida del ser amado y ante la urgencia tácita por retenerla, nos muestra a un Cohen que parece estar fumando un cigarro, resignado a mirarla partir desde la ventana en su limusina, quizá ya habiéndolo olvidado todo y para siempre. Transcurre la segunda mitad de los sesenta en Nueva York y es el homenaje a Janis Joplin desde el estilo de Leonard Cohen.
I remember you well in the Chelsea Hotel. / You were famous, your heart was a legend. / You told me again you preferred handsome men. / But for me you would make an exception. / And clenching your fist for the ones like us / who are oppressed by the figures of beauty, / you fixed yourself, you said, 'Well never mind, / we are ugly but we have the music. Intentando una traducción libre: Te recuerdo bien en el Chelsea Hotel / Ya eras famosa, tu corazón era una leyenda. / Volviste a decirme que preferías hombres bien parecidos / pero que por mí harías una excepción. / Y cerrando el puño por los que como nosotros / están oprimidos por los cánones de la belleza, / Te arreglaste un poco y dijiste: “No importa, / somos feos pero tenemos la música”.
Leonard Cohen, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011, ya lo ha demostrado todo en su larga carrera. Todo el mundo sabe de su ingenio y su don comunicador, sin embargo nos sorprende con Old Ideas (2012), su reciente álbum y ojalá no el último. Hay que llevar hasta el paladar cada línea, cada acorde. Prolijo en la música y, como lo es ya desde siempre, en su lírica; sonido de alta calidad, asentado en los graves y en los coros. Como para dar cuenta de que las viejas ideas pueden ser nuevos retos; asumiendo su larga experiencia de vida por encima de la mera cuenta de los años en el calendario. Cohen ha dado un golpe magistral con este disco, pues recupera su espacio y ahora en un lugar mucho más privilegiado que antes; porque su poesía habla de todo lo que se puede ver y sentir. Ha engrosado dramáticamente su voz, pero sigue siendo cuidadoso en la afinación y puede atraparnos al menor intento cuando comienza a ejercer el oficio de cantar su poesía.

Top 10:



Para seguir escuchando: Dance me to the end, So long Marianne, Take this waltz, The future, Sweet Jane, Anyhow, Come Healing, A Partisan.

jueves, 1 de marzo de 2012

GIL SCOTT-HERON, EL PATRIARCA




Escribe: Rogger Alzamora Quijano

Gilbert (Gil) Scott-Heron (1949 -2011) destaca entre los más influyentes músicos que han trazado rumbos decisivos para los ritmos actuales, sin duda. Ha sabido establecer puentes con quienes hoy nos sorprenden y emocionan. He podido encontrar influencias casi tangibles de Scott-Heron, por ejemplo en Calle 13, Eminem, 50 cent, Sarah Jones, D. Albarn, entre otros.
Su poesía atiborrada de imágenes y rebeldía, su matiz armónico muy claro y complejo; el mensaje siempre confrontacional que sus letras llevan y que contrasta con una melodía armoniosa, sutil y muchas veces plácida, son algunas cualidades muy suyas.
A veces usando recursos electrónicos, flauta traversa de gran exactitud, timbales, cencerros, o metales indubitablemente sesenteros, Scott-Heron desplegó su imaginación hasta crear nuevas sensaciones. Nuestra labor no es recaer en sus rebeldías u opciones políticas, sino trasuntar hacia la médula misma de su armonía e inspiración artística.
Su gran versatilidad otorga a sus temas una gran fuerza y originalidad. No se puede decir que su música se parece tanto que aburre. Scott-Heron pretende sorprendernos con sus letras y su música. Y lo logra. Desde el soul como trinchera, transita todo tipo de territorios y en todos muestra su sapiencia. En: New York City, por ejemplo matiza su ritmo cadencioso con un tramo de latin-jazz estrepitoso y alegre, como para recordarnos la ralea latina que tiene hoy la gran urbe.
También nos regala reminiscencias de reggae. Luce con desparpajo sus parentescos musicales con Waits, Heavens, Marley y evoca a Burdon & War. Sin embargo, sus letras marcan diferencia con todos ellos. Cáusticas o dulzonas, pero siempre con fuerte carga poética.
You will not be able to stay home, brother. / You will not be able to plug in, turn on and cop out. / You will not be able to lose yourself on skag and skip, / Skip out for beer during commercials, / Because the revolution will not be televised.
(No podrás quedarte en casa hermano, / no vas a poder enchufar, sintonizar, ni echarte pa'atrás, / no podrás estar enganchado, alucinado y lanzarte / por las cervezas en los comerciales / porque la revolución no se televisará.)
(The revolution will not be televised)
Su activismo sólo deja espacio para una poesía redentora, que lanza salvavidas y persuade, que suplica y comprende, que se solidariza con la soledad y la envuelve en un abrazo.
I know you've been hurt by someone else / I can tell by the way you carry yourself / But if you let me, here's what I'll do / I'll take care of you.
(Puedo ver que te acaban de herir, / Por la forma en la que te mueves. / Pero, si tú quieres, / yo puedo cuidar de ti.)
(I'll take care of you)
Es Gilbert Scott-Heron, el patriarca del rap pero, sobre todo, un incansable transeúnte de la melodía y la poesía: dos de los más preciosos territorios del arte.

Top 5:

The Bottle.-



I´ll take Care of you.-

The revolution will not be televised.-

No knock.-

Running.-

Imperdibles:

A very precious time
Angola Louisiana
Inner City Blues
Me and the Devil
Lady day & John Coltrane