Neil Percival Young, o simplemente Neil Young (Toronto, 1945), ha sido definido como uno de los artistas más influyentes del rock.Como guitarrista y cantante Neil Young es indudablemente un referente. Cuatro décadas de su rock siguen circulando por las venas de músicos y melómanos. Acústica o eléctricamente; asentado sobre sus distorsiones y -en todas- entregado absolutamente a la música, Neil Young es el héroe inmortal de la guitarra -en mi opinión no tanto por su virtuosismo (los hay más virtuosos que él), sino por su originalidad-; una influencia inexorable para los que vivimos en el territorio de la música, provisto especialmente de su Old Black Gibson Les Paul. Yo mismo, no puedo evitar aplicar imaginariamente las improvisaciones de Young en las performances de otros grandes del rock.
La música de Young es agridulce, obsesiva del detalle y la creatividad; su lírica es notable, quizás porque Young es un testigo. Testigo de todo: de su propia vida (una familia fracturada, la polio cuando niño, la epilepsia de joven, un aneurisma cerebral, fracasos amorosos, dos hijos con parálisis cerebral), del mundo, sus injusticias y rebeldías (cómo olvidar su magistral “Ohio”, testigo de las masacres de la Universidad de Kent y de la Plaza Tiananmen); del cambio climático, de las guerras, de la búsqueda del sonido, etc. Un testigo siempre creativo. Sus inicios en los sesenta, sus bandas: Buffalo Springfield, CSNY, Crazy Horses, Stray Gators; sus trabajos en solitario y con las colaboraciones de Linda Ronstadt, Emmylou Harris o Nicolette Larson; sus músicos: Danny Whitten, Billy Talbot, Ralph Molina, además de Still, Nash, Crosby, Furay; sus 55 álbumes entre 1966 y 2015, etc. lo retratan como icono del rock de todos los tiempos. Si bien Young -por motivos comprensibles o no tanto- no apareció en los ochenta, resurgió por todo lo alto en los noventa. Y ello resulta más admirable y paradójico tratándose de alguien como Young, que desde los parámetros folk, tan clásicos, tan sesenteros, resulte hoy tercamente revolucionario. Su música forma parte de los cimientos, las estructuras del rock, cuya repetición e influencia siguen siendo trascendentes e invaluables. Por ello, su discografía es la historia de la revolución en muchos aspectos: social, cultural, económico, musical, etc. Por ello -en mi opinión- “Ohio”, “Heart of gold” “Cowgirl in the Sand” y “Hey hey, my my (Into The Black)” son las joyas de la corona.
Para cerrar esta parte, no hay que ignorar la opinión de una de las personas que más cerca ha estado y que ha hablado decenas de horas con Young: su biógrafo autorizado Jimmy McDonough. Él retrata al genial músico en Shakey: Neil Young's Biography (Author Books, A Division of Random House, Inc., 797págs.) como hiperactivo, caótico, despiadado, talentoso, inconformista, desconcertante..., además de generoso.
ALGO DE SU DISCOGRAFÍA MÁS VALIOSA
Su álbum Everybody knows this is nowhere (Reprise, 1969), puede considerarse su obra maestra. Épica, invaluable, absoluta. En él aparecen los exRockets -a partir de aquí Crazy Horse- acompañando magistralmente a un Young a partir de ahora solista. No hay palabras para describir esta mezcla de energía y sensibilidad en un rock country con su personalísimo sello. Canciones largas, con míticas improvisaciones donde nada es completamente dulce ni nostálgico, nada demasiado agrio ni salobre. De todos ellos se puede ver cómo el amor se convierte en riff en “Cinnamon girl”; o el “Everybody knows this is nowhere” se muestra nostálgica. En “Round & Round” que cantó junto a Robin Lane, Young se desplaza con gran sensibilidad sobre la melodía. “Down by the river” es una alegoría del amor y la muerte, lenta hasta el dolor. “The losing end (When You're On)” otro country rock para el amor fallido. Hay una cuota especial para el violín lastimero de Notkoff en “Running Dry”. Todo está en orden hasta ahí, pero dejamos el lugar especial para la fabulosa e emotiva “Cowgirl in the sand”, para mí la canción de este disco, donde la lírica de Young pasa a ser secundaria y hasta prescindible para ceder el paso a su guitarra, en un trance de casi diez minutos y nos deja en el alma un dibujo imborrable, lleno de sensaciones.
Enseguida Neil Young nos regaló “Harvest” (Reprise, 1972), quizás su disco más mediático, al mismo tiempo el más esencial. No falta ni faltará en el playlist de mi vida. Una larguísima carrera de episodios dispares dentro del mismo disco. Balanceándose entre un folk/rock y country acústico u orquestado. Con la compañía de los Stray Gators Young impregna su genio en un vinilo de gran calidad. Quedan para el aplauso las míticas “Heart Of Gold”, (grabado en Nashville), “Old Man”, (inspirado en Louis Avila, que trabajaba en su rancho Broken Arrow), "Are You Ready For The Country?”, “The Needle And The Damage Done” y por supuesto “Harvest”. Hay de amor y rebeldía, hay de Crosby, Still, Nash, Taylor y Ronstadt. Hay de la London Symphony Orhestra. Hay de todo para el espíritu.
En “Rust Never Sleeps” (Reprise, 1979) Neil Young en directo regresa a esa dicotomía, piedra angular en su trabajo: folk acústico con prevalencia de la melodía y rock eléctrico de intensa y terca distorsión. Su lírica es notable en los distintos habitáculos desde donde Young nos habla. Para empezar, el magnífico hard “My, My Hey Hey..." En sus dos caras: "Out of the blue” (acústica) pero -para mí- la brillante “Into the black” (eléctrica) es la mejor. Dos regalos de un mismo tema. Luego “Powderfinger”, “Trasher”, “Pocahontas”. Aquí participan Nicolette Larson, Carl Himmell, Joe Osborne y sus amigos de Crazy Horse, crudos, salvajes y valiosos.
“Neil Young” (Reprise, 1969), un infravalorado, estupendo disco editado en Reprise con cálidos sonidos pop, folk, country y atestado de memorables melodías. Una de ellas es “I’ve Been Waiting For You”, tema con sonidos fuzz guitar con Neil Young registrando su encuentro con una mujer que salvará su vida, una mujer que parece haber perdido una o más veces.
“On the Beach” (Reprise, 1974) obtuvo poco éxito comercial, aunque con el paso del tiempo se convirtió en un favorito de la crítica: al respecto, el crítico Derek Svennungsen describió On the Beach como «hipnotizante, desgarrador, lúcido y turbio».
En “American Stars ’N Bars” (Reprise, 1974-1977), recomiendo “Like a Hurricane”
“Freedom” (Reprise, 1989).- Recomendable “Rockin’ in the Free World”, año 1989, un disco crítico con la administración Bush. Resulta valioso este álbum porque puede considerarse su primera aproximación con el grunge.
MI PLAYLIST:
HEY HEY, MY MY (INTO THE BLACK)
OHIO
HEART OF GOLD
COWGIRL IN THE SAND
OLD MAN
ROCKIN' IN THE FREE WORLD
LIKE A HURRICANE
HARVEST MOON
DOWN BY THE RIVER
MI SELECCIÓN PERSONAL