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lunes, 18 de enero de 2010

JETHRO TULL - THICK AS A BRICK Y MÁS




Escribe: Rogger Alzamora Quijano



Jethro Tull, banda de culto del rock progresivo, tiene en Ian Anderson, líder y mentor del grupo, músico prodigioso y referente indudable en la música contemporánea, su cabeza visible. Jethro Tull es Ian Anderson. De hecho, su larga trayectoria matizada con baches y escaramuzas, le han dado un lugar inmortal entre los melómanos. Especialmente por su original propuesta, lejos de encasillamientos y clichés. La música de Jethro Tull es original, inconfundible. Además de sus históricos temas, como “Thick as a Brick”, “Aqualung”, “Locomotive Breath”, toda su producción no está exenta de enconados debates entre el amor y el odio, pero siempre despiertan pasiones. Nunca pasan desapercibidos.
Su rock que transita desde lo progresivo, blues, folk, hard rock, o sinfónica-barroca y llega hasta lo indefinible, único. Desde su pilar, la magistral flauta de Anderson y su voz poco ortodoxa, sería injusto ignorar o menoscabar el soporte cualitativo de toda la banda. Músicos de gran calidad que deben transitar por la penumbra debido a la personalidad avasallante y mediática de Anderson, que ha logrado reinventarse continuamente hasta estos tiempos.
Desde su primer álbum “This Was” (1968), siguiendo con “Stand Up” que contiene el primer éxito monumental de la banda “Living in the past”, o “Witch's Promise" (que adiciona también el haber sido el primer single grabado en estéreo en la historia de la música); “Aqualung”, quizá su álbum más universal y cuyo hard rock se combina con letras poéticas de corte social y religioso, siempre contestatario (en la cubierta aparece la polémica frase “ En el comienzo, el hombre creó a Dios, y le dio poder sobre todas las cosas”, la cual le valió la censura en España, al igual que su álbum “Thick as a Brick” durante la dictadura franquista). De "Aqualung" prefiero “Locomotive Breath” por su majestuoso despliegue, trepidante, que nace clásico y se va haciendo rock durante estadios bien marcados y una línea clara. El breve solo de flauta es inolvidable.
Pero no sólo sería “Thick as a Brick” un éxito de crítica y de ventas, sino el mejor logrado conceptualmente. Para mí ha sido siempre un álbum que me ha rescatado de todas mis desventuras. Gracias a él he logrado sobrevivir apegado a mis delirios. Un solo y largo tema dividido en dos partes, una en cada cara del vinilo. Movimientos con temas que a veces se repiten dando una columna vertebral y destacan por su virtuosismo y complejidad. Más de 43 minutos de deleite ininterrumpido, pues ni al final del lado A se rompe la unidad, queda silbando el aire hasta que conectamos la cara B.

Tampoco hay que olvidar el magnífico "Minstrel in the Gallery" (1975), medio acústico y dulce, contrastando con piezas hard igualmente de gran calidad. Luego vendrían los inolvidables álbumes: “Songs from the wood”, “Heavy horses” y “Stormwatch”, trilogía que va decantando el folk medieval y el rock puro con arreglos orquestales y que logró el aplauso unánime de la crítica y del público. Seguidamente vendría “Bursting Out” (1978), un doble grabado producto de sus memorables giras, donde la banda recrea sus mejores interpretaciones. Ian Anderson ofrecería en sus solos de flauta la calidad de su increíble formación autodidacta.
Entre 1980 y 1984 la banda cae en un hueco, común entre los grupos de larga data, pero regresa marcado por un mítico suceso en donde el álbum “Crest of a Knave” recibe un aluvión de elogios y gana el Grammy de 1989 por Mejor Performance de Hard/Rock/Metal, imponiéndose a los archifavoritos Metallica en medio de gran escándalo. Lo cierto es que el heavy le debe a Jethro Tull mucho de su formativa temprana, por lo tanto no es de extrañar que los académicos hayan reconocido su trabajo por sobre aquella legendaria banda.
Aunque “Rock Island”, “Live at Hammersmith ´84” y otros tres marcaron una década poco profunda en su discografía, a mí me gusta, como “A Little Light Music” (1992) regresó a la banda a su encumbrado lugar, básicamente con temas antiguos en versión casi totalmente acústica y en vivo. Enseguida “Divinities: Twelve Dances with God”, donde Anderson reclama su pedestal de genio flautista con insuperables versiones instrumentales. Un regalo para el espíritu. Yo lo tengo entre mis favoritos. No menos notables fueron “Jethro Tull, J-Tull Dot Com” (1999) y “The Secret Languaje of Birds” (2000) reafirmando su estilo.

Ian Anderson, un músico que deja una huella imborrable en el espíritu, genio creador de emociones sin par y melodías insospechadas. Autodidacta, genial improvisador de respiraciones imperceptibles en sus larguísimos tramos de flauta.
Ian Anderson, artífice de Jethro Tull y Oficial de la Orden del Imperio Británico, gracias por tantos años de excelente música.

"Thick as a brick"
El mejor de su carrera. Dos partes de una misma canción. Casi 44 minutos esplendorosos donde el virtuosismo de cada uno de los músicos va en perfecta armonía con la música, una música de corte sinfónico y vibrante, por momentos sensitiva, apacible, pero siempre muy conceptual. Que los teclados tengan supremacía no es casual. Ellos, con la flauta de Ian logran un desarrollo decidido, vital. Y los solos de flauta cargan sobre sus hombros las partes más delirantes del disco, con improvisaciones legendarias. Quienes solemos escuchar con una especie de adicción lo hemos memorizado tramo a tramo, silencio a silencio, hasta llegar a una meseta donde se podemos sentir la  sincronía de este mítico disco, nunca igualado ni por el propio Anderson. Su lírica basada en la ficción, da fe de su propuesta siempre rebelde e irreverente ("Puedo hacerte sentir, pero no puedo hacerte pensar", o "Vengo de la clase alta para enmendar sus podridos modales").



Créditos:
"Thick as a brick"
Grabación: Londres, Diciembre de 1971
Publicación: Marzo de 1972
Duración: 43:50
Sello: Chrysalis
Género: Rock Progresivo, Art Rock, Sinfónico, Folk

Ian Anderson: Flauta, voz, guitarra acústica, trompeta, saxo, violín
John Evan: Piano, clavicordio, órgano Hammond
Barriemore Barlow: Percusión
Jeffrey Hammond: Bajo, voz
Martin Barre: Guitarra eléctrica, flauta.




Imprescindibles: 

“Aqualung”

“Locomotive Breath”

“Living in the past” 

"Rock Island" 

"Budapest"





jueves, 7 de enero de 2010

KIND OF BLUE, LA CUMBRE DEL JAZZ



Escribe: Rogger Alzamora Quijano



Kind of Blue, el álbum bandera del jazz.

Miles Davis (1926-1991), secundado por una banda excepcional grabó en los estudios de Columbia Records el álbum Kind of Blue (45.44 minutos), considerado el disco más vendido en la historia del jazz (con más de 170 millones de copias originales vendidas) y por la revista especializada Rolling Stones en el puesto 12 de entre 500 de los mejores álbumes de la historia de la música, teniendo en cuenta que se enfrenta como disco de jazz -de por sí denso y a veces difícil de escuchar- a álbumes de música popular como los grabados por The Beatles, por ejemplo.
No voy aquí a entrar en asuntos técnicos concernientes a la armonía y a la composición musical sino, como es el corte de este blog, a traer al encuentro de los melómanos la visión de un oído casual que capta la buena música y comparte el disfrute del espíritu.

Kind of Blue, grabado en 1959 en apenas diez horas (repartidas en dos días), consta de cinco temas:
1. "So What"
2. "Freddie Freeloader"
3. "Blue in Green"
4. "All Blues"
5. "Flamenco Sketches"
Temas 1 y 2 escritos por Davis; 3, 4 y 5 por Davis y Evans.

Además de Miles Davis en la trompeta, contó con el maestro saxofonista tenor John Coltrane, Julian Adderley (saxo alto), Wynton Kelly (piano, en Freddie Freeloader), Bill Evans (piano, salvo en Freddie Freeloader), Paul Chambers (contrabajo) y Jimmy Cobb (batería). Ellos llevaron a la práctica un jazz modal del que George Russell seguramente habrá estado orgulloso. Kind of Blue es indudablemente una obra maestra, que sorprende por su simpleza y su genial basamento en notas predeterminadas durante las improvisaciones, plenas de sensibilidad y calidez. La trompeta de Miles conmueve siempre, pero más en Kind of Blue (a veces pienso que quizá porque tiene muy cerca a Coltrane, como una motivación para destacar).
Siendo magníficas todas las pistas, me inclino por “Flamenco Sketches”: toda su fuerza sentada sobre el bajo de Chambers, momentos intensos de swing y percusión; los solos de Miles, Evans, Coltrane y Adderley se distinguen de todos los demás por su naturalidad. Inspiración pura, creatividad y virtuosismo, notoriamente influenciado por Albéniz.
Que Kind of Blue haya sido grabado -por expresa disposición de Miles Davis- sin previo ensayo casi como esperando una total autenticidad en sus sensaciones, no hace más que valorar su carácter trascendental.

Kind of Blue está hecho sobre todo para sentirlo.

Flamenco Sketches: